El maravilloso libro del economista E.F. Schumacher, “Lo pequeño es hermoso” (Small is beautiful), escrito hace más de 40 años, contiene reflexiones de gran belleza y profundidad sobre nuestra relación con la Tierra y sobre cómo el modelo económico ha ignorado los límites naturales del planeta y así nos va; por ello, sigue más vigente que nunca.
Parafraseando su título, lo pequeño también es poderoso. Porque un simple virus, visible al ojo humano solo mediante un microscopio de alta potencia, ha tenido la capacidad de poner en crisis a toda la humanidad, al margen de cuál sea su verdadero origen, alcance patológico y capacidad pandémica.
Los virus, bacterias y otras formas orgánicas -que respiramos, comemos y alojamos en nuestro interior (afortunadamente)-, son imprescindibles para que la vida que conocemos continúe existiendo desde hace millones de años, para que cualquier ecosistema mantenga su actividad.
Nosotros mismos somos un contenedor de billones de organismos microscópicos que conviven con nuestros billones de células en equilibrio dinámico, y sin los cuales no podríamos realizar algo tan básico como la digestión de los alimentos, además de otras muchas funciones fundamentales.
Lo pequeño es hermoso y poderoso, pues. Quien no haya leído alguna vez sobre las características de una simple célula, de una bacteria o de un virus, se lo recomiendo. Es un viaje apasionante a un universo de reacciones físicas, químicas, energéticas (y, por qué no, espirituales también) que te dejan impresionado y con la eterna pregunta de “qué es realmente la vida?”. Una vez más, como en tantas otras cuestiones existenciales, cada cual tiene que encontrar su propia respuesta desde su dios interior.